Para decidir hay que medir: La importancia del cuadro de mando
En las empresas medianas en las que hacemos trabajo de consultoría y asesoramiento fiscal me encuentro a menudo una forma de tomar decisiones basadas en el “más o menos”. Algunos empresarios toman decisiones sin tener clara las realidades objetivas de sus escenarios empresariales. En definitiva, se mide poco y, consecuentemente, se toman las decisiones con el corazón en vez de con la sensatez confirmada con los números.
Cuando tenemos clara la estrategia de la empresa definimos indicadores que nos van mostrando si vamos por el buen camino. Por otro lado, también nos ayuda a pasar a la acción de forma más ágil ya que, si los indicadores muestran que no se están cumpliendo los objetivos, pasaremos a trabajar de forma diferente para conseguirlos.
En este artículo os voy a presentar el cuadro de mando integral CMI o Balance Score BSC herramienta diseñada por los profesores Norton y Kaplan de la Universidad de Harvard. El fundamento del mismo se basa en que en la empresa se deben medir los aspectos estratégicos que conducen a alcanzar los objetivos empresariales.
Las medidas de actuación se basan en cuatro perspectivas que deben responder a las siguientes preguntas:
1. La perspectiva financiera: ¿Cómo nos ven nuestros accionistas?
2. La perspectiva de los clientes: ¿Cómo nos ven nuestros clientes?
3. La perspectiva de los procesos internos: ¿Le estamos dando a nuestros clientes lo que realmente desean?
4. La de aprendizaje y crecimiento: ¿cómo podemos crecer y dar más valor a nuestros clientes?
Para lograr el éxito de un proyecto debemos medir los aspectos fundamentales y no sólo los financieros, para, de esta forma, ver la empresa de manera más global e identificar los puntos críticos que no nos están ayudando a conseguir los objetivos para poder corregirlos con tiempo.
Espero que os haya hecho reflexionar sobre la importancia de la medición a la hora de tomar decisiones empresariales.