Gestión del estrés y su impacto en la cuenta de resultados
La mayoría de las regulaciones para proteger la salud de los trabajadores están basadas en la adopción de límites para los riesgos de salud y seguridad “tradicionales”, como pueden ser sustancias químicas, ruido, radiación (OMS, 2008). Sin embargo, sería necesario la adopción de nuevas medidas para prevenir a los trabajadores de una “enfermedad contemporánea” como es el estrés laboral.
Se define como estrés laboral (McGrath, 1976) el resultado de que las demandas ambientales excedan las capacidades y recursos de la persona, bajo condiciones en las que las consecuencias de cumplir, o no cumplir, las demandas pueden producir una diferencia sustancial en recompensas o costes.
El estrés laboral está provocando altos costes personales y sociales, la propia Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo afirma que el 22% de los trabajadores de la Unión Europea padece estrés, con un coste económico anual estimado en 20.000 millones de euros (2009). Y aunque cada vez las personas están más familiarizadas con éste y con las estrategias para afrontarlo, el problema persiste e incluso parece ir en aumento (Iavicoli et al, 2004), de ahí que organizaciones internacionales como la Unión Europea y la OMS insistan cada vez más en la importancia que tienen la prevención y el control del estrés en el ámbito laboral. En concreto en España, desde la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en 1995, se ha dado un impulso a los aspectos relacionados con la Salud Laboral.
Cuando un trabajador presenta estrés laboral puede manifestar síntomas en tres niveles distintos de respuestas: fisiológicos, cognitivos y conductuales. A nivel fisiológico puede experimentar taquicardia, bradicardia, problemas de estómago, cefaleas…. Como síntomas cognitivos, explosiones emocionales, ira, irritabilidad, baja autoestima, depresión, percepción del mundo como hostil, incapacidad para concentrarse, incapacidad para tomar decisiones, hipersensibilidad a las críticas, mal humor… Como respuestas conductuales hablar rápido, imprecisión al hablar, precipitación a la hora de actuar, conductas impulsivas, conductas violentas, inducción a la enfermedad, absentismo laboral, aumento de la accidentalidad o incluso a la incapacidad laboral lo que genera a la empresa problemas considerables de planificación, de logística y de personal (AESST, 2009; OMS, 2008)
¿En qué CONSECUENCIAS se traduce para una EMPRESA? Falta de cooperación entre compañeros, aumento de peticiones de cambio de puesto de trabajo, necesidad de una mayor supervisión del personal, aumento de quejas de los clientes, problemas de relaciones interpersonales en el trabajo, aumento del absentismo… INSHT (2001).
En resumen, el estrés laboral no sólo perjudica al individuo, sino que produce un deterioro en el ámbito laboral, influyendo negativamente tanto en las relaciones interpersonales, tanto a nivel de COMUNICACIÓN INTERNA como en la relación con los CLIENTES, dando como resultado la disminución en el rendimiento y la productividad (en calidad y cantidad) y suponiéndole a la empresa un enorme coste humano y económico.
Si a estos resultados le sumamos la carencia de desarrollo de políticas relacionadas con los riesgos psicosociales y estrés laboral en las empresas, en el momento actual que vivimos puede suponer la quiebra de ésta.
¿Cómo hacer frente a esta situación y obtener una diferencia positiva con respecto a otras empresas? Con el uso de estrategias de control efectivas de manera continuada en el tiempo: GESTIÓN DEL ESTRÉS, COMUNICACIÓN INTERNA ADECUADA, MOTIVACIÓN, HABILIDADES SOCIALES, GESTIÓN DE CONFLICTOS.
Así como “la salud no es solamente la ausencia de enfermedad sino un estado positivo de bienestar físico, mental y social” un ambiente saludable de trabajo no es sólo aquél donde hay ausencia de condiciones dañinas, sino aquél donde llevan a cabo acciones que promueven la salud (OMS, 2008).